bel canto by samitaka1, martes y viernes

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Samantha_Katherina
view post Posted on 14/12/2013, 09:52




QUOTE (NATHYLOPEZ @ 30/11/2013, 13:01) 
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

¡¡¡¡SOCORRO!!!!! SALVEN A LOS IZAMBARD Y A NUESTRA BELLA SARAH JOY......


*************************************

Amiga nos has puesto "los pelos de punta"

Lo confieso...ya no pude esperar más hasta que mis locos hijos hagan espacio a sus cosas...allá ellos...pero yo no podía quedarme sin leerte....


¿¿¿¿Cómo nos haces esto???? nos dejas con el alma en un hilo...


Para cuándo el nuevo???







felixpensieroso

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espero que pronto nos des el gusto de leer el siguiente capítulo.


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Jajajajajajajajajajaaj

Tranquila amiga!!!! Prontito!!!!! jajajajajaja


De hecho, muy pronto!!!!

Gracias amix!!!

Besotes!!!!
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Lourdes Rochabrun
view post Posted on 14/12/2013, 11:19




Sipi!!!!!!!!!!!!!!!!.... capítulo por favor, se buena con nosotras, mira que es Navidad :)
 
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Lourdes Rochabrun
view post Posted on 13/1/2014, 05:16




Samy!!!!!!!!!!!!!!! que es de tu vida!!!!!!!!!!!!
Ten compasión de nosotras por favor
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Samantha_Katherina
view post Posted on 18/1/2014, 07:00




HOLA MIS BELLAS DIVOLECTORAS, BRINILECTORAS, VELMONTLECTORAS, ETC ETC...

¡FELIZ AÑO NUEVO!!!!!

De todo corazón les deseo que este nuevo año este cargado de esperanzas, bendiciones, exitos, y muchos más sueños, porque es con un sueño con que se comienzan los grandes exitos. Estoy segura que este 2014 lo han empezado con muchas ganas!! ¡Como debe ser!!! jajajajaaj

Y como se que ustedes estan impacientes por leer, pues yo no voy a hacerlas esperar más, ya lo han hecho bastante, jajajaja. Por eso les presento esta nueva entrega, en donde ya muhas cosas comienzan a esclarecerse, y otras, por el contrario, se complican aún más. Típico, ¿No? jajajajaajaj

Sinceramente espero que lean con atención los capítulos para que no pierdan ningún detalle.

Disfrútenlo!!


CAPITULO XXII
(Primera Parte)



Aunque se haya inventado la bala, nunca se olvida la flecha
(Samantha Katherina)


El silbido de una ráfaga de viento helado surcó entre el pistolero y su objetivo, al que ni siquiera hizo titubear su pulso, permaneciendo con su mano firme mientras apuntaba hacia la humanidad de Vittorio Grigolo.

“Il Pavarottino” extendió la palma de su mano hacia el frente, como si así pudiera evitar el inminente disparo. Por espacio de unos segundos pudo detallar a aquella figura intimidante y perturbadora que se encontraba ante él: Alto, de contextura atlética, vestido totalmente de negro y con un pasamontañas que le permitía ocultar su rostro… ni siquiera podía ver sus ojos, pero sabía que estos estaban fijos en él.

Luego, toda su atención se centró en ese agujero negro en el cañón de aquel revolver, que parecía ser más grande de lo que era en realidad, sintiendo de pronto que podía ser devorado por los demonios que de él pudieran surgir. Grigolo tragó saliva, comprendió entonces que no le quedaba más que esperar la muerte… al menos parecía que esta iba a ser rápida.

Bajando su mirada, se encontró con el cuerpo de Laura Borgia, quien aún seguía aturdida a los pies de aquel asesino. Este, buscando inmovilizarla si recuperaba el sentido, apoyaba su pie derecho contra su cuello ejerciendo presión, pero sin llegar a asfixiarla.

-¡Déjala a ella! – Alcanzó a decir Grigolo – Nos quieres a nosotros, a los cantantes líricos… ¿No es así? ¡Ella no tiene nada que ver!

- ¿Y a ti que te importa lo que le suceda a esta perra? Es una traidora, y pagará por ello. – Empuñó el arma con mayor fuerza – Debiste haber muerto en la Scala, “Canario Malinois”. Tu inmunda sangre no podrá hacer brotar ninguna rosa de las ramas marchitas….

Inclinó ligeramente su cabeza y comenzó a presionar el gatillo con su dedo, cuando un golpe en su pantorrilla lo hizo perder el equilibrio e inclinarse hacia un lado. En efecto, Laura Borgia logró atinarle con su puño mientras que con su otra mano logró liberarse del pie que la aprisionaba. La profesora se movió como una gata, girando su cuerpo sobre el suelo desplazándose a un metro de distancia del pistolero, quien recuperándose, apuntó su arma hacia ella. Laura poso ambas manos sobre el pavimento buscando tomar impulso, para estirar sus piernas y moverlas rápidamente en el sentido de las agujas del reloj para golpear las de su oponente, y finalmente derribarlo.

-¡Te metiste con la “perra” equivocada! – Exclamó ella al tiempo que lograba ponerse de pié.

Dio dos pasos rápidos hacia él, debía aprovechar que había caído, cuando el asesino levantó nuevamente su arma esta vez apuntando hacía Vittorio Grígolo quien también se había desplazado rápidamente en su dirección con intenciones de ayudar a la agente.

El pistolero presionó el gatillo con su dedo… y disparó.



*****






Velmont conducía la furgoneta gris que trasladaba al cuarteto con destino al Entrepice Hotel Milano, a toda velocidad, a pesar de que la ciudad tenía sus restricciones con respecto a eso.

Habiendo recibido la desagradable sorpresa que Dominic era parte de todo aquel complot, ya no podían darse el lujo de confiar ni siquiera en su propia sombra, al menos por lo momentos, por lo que Jonas, Frederic, incluso Roberto y Tiffany, así como el resto del personal a su servicio, se trasladarían a parte y nada se les comentó sobre la llamada de Cowell. Tania estaba totalmente fuera de aquella lista de “potenciales sospechosos”, por lo que Bühler la convenció que viajara junto a ellos en la furgoneta. Durante el trayecto, él mismo le contó todo.

Los primeros minutos de camino transcurrieron en total silencio, y es que los cuatro intentaban asimilar semejante decepción. Dominic McHill trabajaba para ellos desde el año 2007 y habían compartido muchas experiencias. Lo conocían como un hombre espontáneo, analítico, que no hablaba demasiado pero era muy buen conversador cuando la ocasión lo ameritaba; se había graduado con una maestría en Administración de Recursos Humanos en Manchester y estaba planificando formar su propia empresa de seguridad. Su padre había fallecido a consecuencia de un cáncer de próstata cuando aún estaba en la universidad, y su madre perdió la vida en un trágico accidente automovilístico cinco años atrás. Solo le quedaba Sheila, su pequeña hermana de tan solo 18 años, quien padecía de un problema renal.

A pesar que Cowell les dijera que la policía estaba cien por ciento segura de su participación y que ya había sido identificado como quien le había hecho llegar a Sarah Joy la caja con plumas a través del correo, Marín, Bühler, Izambard y Miller, muy dentro de sí esperaban que no fuera más que un mal entendido.

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-¿Cómo pudo hacer esto? – Dijo Miller pensando en voz alta – Es nuestro amigo, le confiamos nuestra seguridad… Por supuesto que le envió a Sarah la caja con anticipación, pues estaría con nosotros en Canadá. – Se volvió hacia Izamabrd – Sebastien, tenías razón; aquel que estaba montando todo este espectáculo macabro sabía todo de nosotros, incluso tuviste razón sobre lo que dijiste que viajó desde Londres hasta Vancouver en nuestro propio avión. Fue una excelente idea al decirnos que saliéramos de la ciudad solo nosotros cuatro.

- David, hablas como si Dominic fuera el “Mata Pájaros”. – Agregó Bühler - Solo sabemos que él fue quien le envió a Sarah la caja de plumas haciéndose pasar por ti, pero nada nos dice que haya sido él quien hizo todo lo demás.

- Urs, Dominic ha estado en el mismo lugar que nosotros cuando el “Mata Pájaros” ha atacado – Replicó Izambard – Estuvo en el BC Place Stadium y en el Opus Hotel, así que bien pudo haber colocado el cuervo muerto en nuestro camerino, así como los cuatro pájaros a la salida del hotel.

- Y viene a ocurrir la tragedia en La Scala de Milán precisamente cuando aparecemos, y él, por supuesto, también estaba allí – Dijo Marín - ¡Es que todo está más que claro!

Bühler bajó la cabeza en actitud pensativa, como si intentara armar un gigantesco rompecabezas mental.

-¿Qué piensas Urs? – Le dijo Tanía tomándole la mano.

El suizo levantó su mirada y respondió.

-Estaba recordando la primera vez que percibí el olor a hierbas; fue en la Hummer cuando nos trasladaban al BC Place Stadium. Nunca pudimos verle la cara al chofer, y luego de eso no apareció por ningún lado. ¿No es así Carlos?

El español miró a su compañero y en su rostro se vislumbró una expresión de preocupación.

-Es cierto – Respondió pestañeando más de lo normal, como si recordara en ese momento un millón de detalles – No le vimos el rostro porque el vehículo no tenía espejo retrovisor. Yo apenas percibí el olor, pero sí pude sentirlo. Tú estabas de mal humor y le saliste con… con una de las tuyas; cuando fui a excusarte él tampoco me dio la cara…

Todos intercambiaron miradas.

- Quien quiera que estuviese manejando esa Hummer, debió estar manipulando esa sustancia, pues ese olor era notorio, al menos para mi. Y si Dominic estuviera actuando solo, - Agregó Bühler – y él fuera quien manejaba esa camioneta, obviamente habríamos sabido de inmediato que era él.

- Eso quiere decir, que no está solo…– Intervino Izambard, reconociendo con preocupación que una de sus teorías formulada por una de sus corazonadas se venía abajo. – Dominic pudo haber secuestrado a Renee, estaba en el lugar preciso. ¿Y si no fue él? ¿Y si hay alguien más?

- Entonces debemos darnos prisa y preguntárselo a él mismo – Intervino Velmont, quien desde el volante permanecía atento a la conversación, además de no poder evitar sentir preocupación, al recordar que Laura y Brini aún permanecían en la sede de RAI.



*****





El estruendo del disparo sacudió los alrededores y se escuchó desde algunas partes del interior del edificio, y los Carabinieri que acordonaban la zona se pusieron en marcha dando la voz de alerta.

El sonido de la detonación también llegó a los oídos de Brini, quien encontrándose cerca de una de las salidas de emergencia junto con Amaury Vassili, decidió salir del edificio hasta el estacionamiento.

-Fue aquí afuera – Dijo Amaury - ¿Pero hacia qué dirección?

De pronto, un segundo disparo.

- ¡Sígueme! – Ordenó Brini.

Avanzaron velozmente unos cinco metros, cuando el ladrón se detuvo en seco al divisar una silueta tambaleante que caminaba en zigzag…

-¡Es Amadeo Migni! – Dijo Vassili casi tropezándose con su compañero.

En efecto, el cantautor italiano se dejó ver entre la neblina que comenzaba a hacerse presente, sin embargo, pareció haber perdido el equilibrio y cayó a lo largo del pavimento. Brini y Vassili llegaron hasta él… no tenía buen semblante.

-¡Amadeo! ¿Me escucha? – Le decía Brini sujetando su frente ensangrentada y dándole palmadas en las mejillas - ¡Reaccione por favor!

Abrió los ojos y dejó escapar un suspiro entrecortado.

-T… T… Tra… Trató… Trato de matar… me – Balbuceaba Amadeo con voz débil

- ¿Quién? – Le instó el ladrón - ¿Quién le hizo esto?

Mingi intentó pronunciar unas palabras, pero perdió el conocimiento. Su estado era bastante preocupante, pues no solo presentaba una enojada herida en la frente, sino que sus manos estaban marcadas con signos de lucha.

-Maldito salvaje… - Murmuró Brini.

- Habíamos jurado que vendría por nosotros – Agregó Amaury encogiéndose de hombros – En verdad, no pensábamos que buscaría al Señor Amadeo.

En la voz del francés se percibía un cierto sentimiento de culpabilidad. Sabía que era una locura seguir el plan de Vittorio, y es que prestarse para ser carne de cañón no era una acción muy inteligente. Brini, por su parte, comprendió que el plan de Laura había resultado… hasta cierto punto, en cuanto a enfurecer al Mata Pájaros. Tal y como la criminóloga había dicho, el asesino se encontraba presente en el lugar, y si Brini comenzaba a experimentar fuertes emociones repudiando el espectáculo pop- lirico estas serían percibidas por aquel. El cómo funcionaba la empatía para convertirse en una especie de sugestión era algo que el ladrón aún no comprendía, y a decir verdad, le estaba comenzando a asustar. Lo cierto era que había resultado; sin embargo, la furia y el enojo que pudo haber provocado en aquel asesino se desbordó, tal y como esperaban, solo que se había desbocado sobre otra persona.

Al terminar las presentaciones de Vittorio Grigolo y Amaury Vassili, seguramente ya se encontraba bastante molesto, por lo que de seguro buscaría arremeter contra estos, contra Il Divo, o con el primero que se le cruzara en el camino. Solo que no contaban con que Amadeo Migni presentaría un espectáculo fusionando música sacra, música pop, y voces líricas.

-Sabía que era una locura – Dijo Brini en un murmullo – Es mi culpa…

-¿Qué dices? – Le interrumpió Vassili quien apenas pudo escucharlo.

Brini apretó los labios y colocó con cuidado la cabeza de Mingi sobre el suelo. Los carbinieri seguramente habían escuchado la detonación y estarían por llegar.

-Quedate con él y espera a los carabinieri – Le ordenó – Yo iré a ver de dónde vino ese disparo.

Acabó de decirlo, cuando el sonido del tercer disparo hizo eco en el lugar. Brini sabía que Laura estaba con Vittorio Grigolo, supuestamente dentro del edificio, pero una sensación de pánico lo hizo estremecerse al imaginar lo peor.


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- ¿Estás loco? Espera, no vayas a ningún lado … es peligroso … -Le decía mientras intentaba detenerlo tomandole por el hombro.

A Brini no le importó la advertencia de Vassili, y corrió directo hacia la neblina. Al adentrarse completamente en ella se detuvo, buscando una señal que le indicara hacia dónde dirigirse. Respiró profundamente sintiendo un frío en demasía que le hizo titilar los labios. Miró hacia todas direcciones, pero solo podía ver la espesa niebla que se había apoderado de todo en derredor. Volvió a respirar, y esta vez sí pudo percibir un ligero olor a pólvora… y unas voces que no estaban muy lejos.



*****





Enrique Díaz aceleró una vez más y tomó el volante con firmeza. Cristina y el Zio Cesare viraron a la vez y pudieron divisar a un vehículo de color oscuro que les seguía muy de cerca y que también aumentó la velocidad.

Al llegar a la salida de la Autostrada, Enrique siguió de largo por la misma carretera comunal, a cuyos bordes solo había árboles nevados. La carretera solo comunicaba a algunos sectores rurales entre sí y no tenía mucha extensión, por lo que de continuar ascendiendo por ella, en unos cuantos minutos llegarían a su final.

-No podemos seguir por esta vía, Enrique – Le advirtió Zio Cesare – En breve estaremos acorralados con la montaña cuando la carretera llegue a su fin.

- No pienso avanzar tanto – Respondió el moreno - ¡Sujétense!

A pesar de llevar los cinturones de seguridad, Cristina y Cesare se sujetaron de las manillas superiores junto a sus portezuelas, justo a tiempo antes que Enrique virara el volante bruscamente haciendo que el vehículo girara 180 grados y luego volvió a acelerar, para avanzar y encontrarse en línea recta hacia el vehículo oscuro que los perseguía. La carretera era estrecha, y difícilmente podían circular dos automóviles en canales paralelos, por lo que, Enrique, quien la conocía muy bien, giró el volante buscando el canal derecho. El vehículo contrario ni siquiera desaceleró a pesar de que aquello parecía ser una colisión frontal inminente y mantuvo la velocidad, hasta que Enrique, muy ágilmente, maniobró su volante manteniéndose por el canal derecho buscando bordear el vehículo contrario y sacó su arma. Cuando pasó justamente a su lado, pudo ver claramente el rostro del chofer: El mismo que lo había enfrentado en la Gruta del Santuario de la Iglesia y que estuvo a punto de asesinar a Cristina, Razvan Velmont.

Los ojos del sicario estaban inertes y no parecían tener el más mínimo reflejo de sorpresa ante la rápida maniobra del moreno, incluso, las miradas de ambos hombres se cruzaron y se mantuvieron por un segundo, firmes y sin temor, hasta que Enrique levanto su pistola y apuntó directamente a la humanidad de Razvan, quien al pasar junto a su vehículo se encontraba a solo un metro de distancia.

El rumano giró el volante y aceleró, justo antes que Enrique disparara, haciendo que Razvan perdiera el control. El coche oscuro patinó y fue directo hacia unos arbustos saliéndose de la carretera y descender por un camino de tierra hasta chocar contra unos árboles. El crujir del metal resquebrajarse al contacto con los fuertes troncos pudo ser escuchado desde el automóvil de Enrique, quien volvió a acelerar para esta vez buscar la salida a la Autostrada.

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-¿Están bien? – Preguntó el moreno a sus pasajeros, quienes asintieron en respuesta.

-¿Estará muerto? – Preguntó Zio Cesare cuando pudo recuperar el aliento.

- Espero que sí – Contestó.



*****






Vittorio Grigolo presionaba con fuerza aquella enorme mancha de sangre intentando detener la hemorragia, pero la verdad era que el dolor era demasiado intenso como para tolerar el contacto con su propia piel. La bala había dado en su muslo derecho, muy cerca de su rodilla, y habría dado directo a su pecho, si no fuera porque Laura Borgia se abalanzó sobre el pistolero logrando desviar su disparo. Este intentó librarse de su agarre golpeándola con su codo y lastimándola a un costado; ella, por su parte, aprovechó la lucha cuerpo a cuerpo e intentó quitarle el pasamontaña que ocultaba su rostro, pero él la apartó nuevamente golpeándola en el rostro haciendo que la chica cayera al suelo adolorida, y golpearla de nuevo en el abdomen con un puntapié. La chica dio un grito seco.

Empuño su arma de nuevo, buscando acabar con esa molestia de una buena vez; aquella mujer era una piedra en el zapato, pero al levantar su mirada divisó a una silueta por entre la niebla que se acercaba a paso de trote. Le reconoció cuando se hizo visible: Massimilliano Brini.

Podía matar a Laura en ese momento, pero al ver como Brini se hacía presente en escena le dio a entender que no necesitaba halar el gatillo para acabar con ella y con su peculiar equipo, por lo que torció la boca emulando una tenue sonrisa, guardó su arma y emprendió su huída.

Brini pudo ver a aquel asesino cuando comenzó a alejarse, pero se detuvo ante Laura, quien se encontraba en el suelo intentando reincorporarse.

-¡Laura! ¡Laura! ¿Estas bien? – Le decía con angustia mientras tomaba su rostro entre sus manos.

Ella no articulo palabra alguna, solo entrecerró los ojos y enjugó sus labios percibiendo el sabor de su propia sangre. El golpe le había partido el labio, y sentía dormida la mitad de su cara. Brini se estremeció al verla en ese estado, incluso pudo ver una mancha rosácea que se hacia cada vez más visible en su pómulo izquierdo, evidenciando un fuerte golpe.

-Grigolo… - Le dijo ella colocando su mano en su costado respirando con dificultad – Mira a ver cómo está Grigolo.

Brini solo volteó a ver al tenor italiano. Estaba consciente, pero apretaba los labios y mantenía su mano en su pierna. La sangre brotaba por aquella herida y comenzaba a cubrir el suelo. Fue entonces cuando una nueva silueta se dejó ver por entre la neblina: Amaury Vassili.

-Ya vienen los carabinieri – Dijo al llegar y colocándose de inmediato junto a Vittorio. – Calma amigo – le dijo – Ya viene la ayuda.

Laura colocó su mano en el hombro del ladrón.

-Debes irte Max, no deben encontrarte aquí.

-No te dejaré sola. Ese mal nacido te lastimo bastante…

- Si te encuentran aquí te tomaran como testigo y descubrirán tu identidad – Le replicó – Vete ahora mismo.

- Hazlo Massimilliano – Le indicó Vassili – Yo cuidaré de ella y de Vittorio. Ahora mismo los carabinieri están con Amadeo auxiliándolo y ya llamaron a unos paramédicos. Yo me alejé para buscarlos a ustedes y advertirte.

Laura lo miró confundida, no contaba con que Vassili supiera la identidad de Brini.

-Se que quién es – Le aclaró el francés – Pero descuida, no lo delataré.

Brini aun no estaba convencido, pero tenían razón. Si los carabinieri estaban cerca era mejor que desapareciera. Fue entonces que volvió a ver el rostro de Laura marcado por los golpes, y una sensación de enojo comenzó a invadirlo, sobretodo porque e´l o habpia estado allí para ayudarla.

-Regresa al hotel, Max. – Le insistió ella – Busca a Cassius y los veré a ambos allá.

A lo lejos comenzó a escucharse un bullicio, indicando que la ayuda estaba por llegar.

-¡POR AQUÍ! – Gritó Vassili – ¡HAY DOS PERSONAS HERIDAS! – Se volvió hacia Brini - ¿Qué estas esperando? ¡Vete!

No había tiempo de discutir. Brini volvió a mirar a Laura y esta asintió. El ladrón, no muy convencido, se levantó y comenzó a correr, en la misma dirección en que había huido el pistolero.

Laura inclinó su cabeza y oculto su rostro sobre sus rodillas. Esa era la segunda vez que se enfrentaba al Mata Pájaros en persona, la segunda vez que tuvo la oportunidad de atraparlo y también la segunda vez que lograba escapársele. La cara le dolía así como todo su cuerpo, pero nada se comparaba al dolor que sentía en su orgullo.

Entretanto, Brini ya se había alejado lo suficiente llegando hasta el otro extremo del estacionamiento del complejo, en donde se encontraban los vehículos oficiales del canal; ese terreno era inmenso. Se detuvo sabiendo que no sería visto por los carabinieri y levantó su rostro buscando respirar, el frío y la falta de oxigeno eran inclementes. De pronto, de reojo algo le llamó la atención… y al volver su vista encontró, de pie sobre el muro que limitaba la propiedad, a unos cinco metros de altura y a unos cuatro metros a su izquierda, una silueta oscura, vestido con un pasamontañas negro y con las manos a los lados con total tranquilidad. Brini supo enseguida de quien se trataba.


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Era la primera vez que el italiano se encontraba frente a frente con el “Mata Pájaros”. Era la misma descripción del pistolero que hirió a Mason en Madrid días atrás. No era muy alto, pero desde aquella altura vistiendo esa ropa negra ocultando su rostro e inmóvil, pareciendo tener su vista fija puesta en Brini resultaba realmente intimidante. El ladrón sintió escalofríos, y aunque nunca le agradaron las armas, en ese momento deseaba tener una en sus manos.

-¡AJA! ¡ALLI ESTAS BASTARDO! – Le gritó Brini con furia - ¿ASI QUE TE GUSTA GOLPEAR A LAS MUJERES? ¡VEN ACA! QUIERO SABER SI PEGAS DE VERDAD, “FIGLIO DI PUTANA”.

No se inmuto ni movio un dedo, pero al cabo de unos treinta segundos dejó escapar una grave risa.
-¿Te atreves a desafiarme? – Le dijo el enmascarado – No veo necesario que tenga que bajar a ensuciarme las manos contigo, cuando puedo disparate desde aquí.

Brini tragó saliva, en verdad estaba en desventaja; pero algo le decía que aquel no tenía intenciones de matarlo.

-Si quisieras dispararme ya lo habrías hecho, ¿no? En cambio, te quedaste aquí… esperándome. ¿O me equivoco?

- Chico listo

- Bien. Entonces… ¿Tienes algo que decirme? La verdad no tengo todo el día.

El pistolero guardó silencio por unos instantes. Brini, no podía creer que estaba manteniendo una conversación con tan oscuro y temible personaje, quien era capaz de matar con semejante alevosía y cuyos motivos eran inciertos y de seguro incomprensibles. Lo positivo de semejante situación, era que ya podía descartar que Rachel Sanders o su amante “Lucca” fuesen quien se encontraba ante él, por cuanto su voz y contextura indicaba que era hombre y su marcado acento demostraba que no era italiano…. Sino español.

-Es más bien una pregunta – Le dijo luego de un momento - ¿Qué hará Laura Borgia contigo luego que todo este teatro o intento de trabajar juntos, termine?

-¿Disculpa? – Le dijo Brini sin comprender.

- ¡Vamos Massimilliano Brini! Tu eres un hombre de mundo, y sabes que es de muy mala educación contestar una pregunta, con otra pregunta.

Brini había comprendido la interrogate, literalmente. Lo que no podía asimilar era que su interlocutor estuviera al tanto de sus actividades junto a Laura. La criminóloga le había dicho durante la presentación del espectáculo que el asesino seguramente los estaba observando, pero él lo consideró bastante improbable.

-Si te refieres a qué sucederá después de que logremos atraparte, - Le contestó finalmente - no es asunto tuyo.

El enmascarado dejo escapar de nuevo una leve risa.

-Te lo explicaré mejor – Le dijo – Me cuesta mucho entender como Laura Borgia piensa que unas basuras como tú y Cassius Velmont puedan colaborar en un caso policial. ¿Qué intenta demostrar? ¿Que pueden hacer algo bueno con sus miserables vidas? No hay descontaminante en el mundo que pueda limpiar semejantes porquerías como ustedes dos.

-¿Basuras’ ¿Porquerías? ¿Nosotros? Tú eres un maldito asesino que mata personas con veneno para ratas, y ni siquiera tienes las pelotas como para mostrar tu cara.

-Yo soy quien limpia al mundo de la inmundicia – Le replicó con altivez – Pero gusanos como tú nunca lo entenderán.

Hizo ademán con sus dedos índice y medio sobre su frente, mostrando una venia de despedida, dándose vuelta, dispuesto a inclinarse para bajar por el lado contrario del muro.

-Tienes razón, no lo entiendo. – Le replicó Brini – Pero lo que sí sé es que eres un pésimo imitador. A mi juicio, Rachel Sanders y Lucca lo hicieron mucho mejor.

El enmascarado se detuvo y volvió a mirar al ladrón.

-Así es – Continuó Brini – Sabemos todo sobre Rachel y su querido Lucca y de cómo llevaron a cabo aquellas muertes durante los años ochenta en Toronto. Y también sabemos que ellos lo hicieron muy bien, a excepción de … - Tenía que decirlo – a excepción de su pésimo intento por reproducir “Sangre de Rosas Rojas”. Supongo que conoces ese perfume.

Inclinó ligeramente su cabeza a un lado mirado fijamente al italiano. Parece que él y su equipo estaban bien informados. Brini se dio cuenta de que tenía la completa atención de su interlocutor.

-¿Dónde hallaste ese perfume? – Continuó Brini - ¿Quién te lo dio? Solamente hallamos unas pocas botellas en la cabaña.

-¡Así que fueron ustedes quienes tomaron mis botellas! Regresé después a buscarlas y ya no estaban en su escondite…

-¡No son tuyas! – Dijo Brini molesto - ¿Quién te las dio?

Aquel guardó silencio, y después de unos segundos se inclinó y apoyó su antebrazo sobre una de sus rodillas, como si mirara a Brini de manera analítica.

-¿No acabas de decir, que ya lo sabes todo?

- Ese perfume no podía ser de Rachel Sanders. El de ella no resultó ser más que esa porquería fétida que tu colocas en cada pájaro que matas. ¿Qué intentas demostrar con eso?

- Me da la impresión que estás más interesado en ese perfume. – Le dijo el enmascarado.

Eso era algo que Brini no pensaba negar en ese momento. Más que en atrapar a aquel asesino, quería saber que hacía el perfume de su madre en manos de aquel y qué relación tenía con Lucca Cagliari.

-Sí – Contestó – Me interesa. Y… y también quisiera saber cómo demonios lograste robar el cuerpo de Miguel Cagliari de la morgue; porque obviamente fuiste tú, así como eras tú quien se ocupaba de él en aquella cabaña. Seguramente era alguien importante parta ti.

El asesino permaneció inmóvil. Brini estaba seguro que acababa de tocar una tecla sensible en aquel.

-¿Sabes? – Continuó el italiano con un dejo de burla en su voz – Me impresiona todas las molestias que ese “Pie Grande” te habrá causado. Yo no vi el cuerpo, pero sí algunas fotos… ¡Qué tipo para ser feo! ¡Parecía un cavernícola!

Acabó de decirlo, cuando el pistolero sacó de nuevo su arma y dio un solo disparo… al suelo, justo a los pies de Brini. Este apenas pudo respirar, sin poder creer que estaba vivo. En verdad, Miguel Cagliari tenía dolientes.

-No te maté porque no vales ni el suelo que estas pisando, así que me debes una bala. Ni tu ni nadie son dignos de siquiera nombrar a Miguel… - Enfundó de nuevo su arma – Y si te esperé aquí no fue precisamente para charlar contigo, sino para pedirte un favor.

Brini, quien apenas se recuperaba del susto, ni siquiera pudo replicar. Por lo que esperó a que su interlocutor continuara.

-Quiero que le des un mensaje a Paul Mason. Dile que… dile que lamento no haberlo matado. En verdad eso hubiese sido lo mejor. Dile también que deje de estar persiguiendo fantasmas y de meter sus narices en donde no lo llaman, o él mismo me buscara para que acabe con su miserable vida.

La confusión en el rostro de Brini fue evidente. ¿Un mensaje para Paul Mason? ¿No disparó a Mason por haber interferido en su camino sino que en verdad desde el principio quería matarlo? Y de ser así, ¿Cómo pensaba este sujeto que él, un ladrón prófugo, buscaría a un alto funcionario de la policía para darle semejante mensaje?

Dio media vuelta dispuesto a, al parecer, saltar hacia el otro lado del muro, cuando Brini lo detuvo con una pregunta.

-¿Qué tiene que ver Miguel con Lucca Cagliari?.

Aquel regresó hacia él su vista, esta vez le sorprendía semejante pregunta.

-No querrás saberlo… - Respondió – Después de todo, algunas cosas nunca debieron cambiar. Y recuerda que, me debes una bala.

-¡Claro! Te sientes grande con esa pistolita. Pero recuerda que aunque se inventó la bala, jamas se olvida la flecha.

El pistolero lo contempló unos instantes, debía reconcer que el ladrón tenía agallas. Sin embargo no tenía intenciones de una replica. Se inclinó como si tomara impulso y desapareció al saltar hacia abajo del otro lado del muro. Brini corrió buscando bordear la pared, pero esta era continua. Tampoco encontró alguna estructura que le permitiera trepar para ir tras el enmascarado. Era inútil, se había ido.

Respiró profundamente recuperando el aliento y colocó sus manos en sus caderas en actitud pensativa. Su corta charla le había permitido hacer unas cuantas conjeturas.

-¿Será posible? – Dijo para sí mientras terminaba de ordenar sus conclusiones.



*****





La furgoneta se detuvo delante del Enterprice Hotel Milano. Sus pasajeros bajaron presurosos y entraron hasta el Lobby tomando rumbo directo hacia el ascensor. A los huéspedes no les importó que hubiera un letrero de advertencia indicando que el límite para aparato era de cuatro personas. Los seis se adentraron sin tener ninguna intención de esperar.

-Recuerden que Dominic no sabe que lo hemos descubierto – Dijo Velmont intentando hacerse espacio por cuanto seis personas en ese pequeño ascensor hacían el lugar bastante estrecho – Es mejor que ustedes actúen como si nada. Yo me encargaré de todo.

Ninguno pareció estar muy convencido. Al abrirse las puertas en el piso respectivo, lo primero que encontraron fue a Dominic McHill sentado a mitad del pasillo, con la espalda apoyada a la pared junto a la puerta de la habitación de Izambard. Haciendo caso omiso de las ordenes de Velmont, el francés tomó la delantera y se posó delante de su guardaespaldas, quien permanecía con la cabeza gacha.

-¿Estás bien Dominic? – Le dijo más con preocupación que con coraje.

Este levantó la mirada; estaba enrojecida, como de quien ha llorado. Luego oculto sus ojos con sus dedos y negando con la cabeza. En su otra mano sostenía un cilindró de metal, marcado con las letras “CO”. A Izambard se le paralizó el corazón, y sus ojos se clavaron en la puerta de su habitación que estaba prácticamente frente a él.

-Dominic… qué… ¿Qué hiciste?...

Izambard abrió bruscamente la puerta con premura. Como estaban las cosas solo podía imaginar lo peor.

-¡RENEE! ¡NIÑOS! – Llamaba con angustia, mientras que Miller, Marín y Bühler le siguieron entrando a la recámara.

-¡Papi! ¡Papi! ¡Papi!

Luca y Rose salieron de una de las recámaras de la lujosa suite, saltando y riendo recibiendo a su padre. La sensación de alivio y alegría de Izambard al escuchar las voces sanas y salvas de sus pequeños angelitos fue tan intensa que le hizo brotar unas lágrimas.

-¡Hijos! ¡Mis niños! – Decía mientras los abrazaba y besaba.

Miller entró a la otra recámara y encontró a Sarah y a Renee recostadas en la cama. Acercose con temor y contempló el rostro sereno de su esposa, estaba dormida, al igual que la australiana. Dando las gracias al cielo en silencio, beso sus labios.

-Despierta, mi bella durmiente – le susurró cariñosamente al oído, haciendo que la americana abriera sus ojos. Sonrió soñolienta.

El alboroto de los niños despertó a Jessica, quien rápidamente se levantó del sofá, sorprendida de verlos a todos allí.

-¿Estás bien Jessica? – Le dijo Bühler tomándola instintivamente por los hombros.

- Ehhh… ¡Sí! ¡Claro que sí! – Decía ocultando un bostezo. - ¿Pero qué les pasa a ustedes? Parecen asustados.

- ¿Seguro estas bien? ¿No estás mareada? - Preguntaba Tanya mirando en derredor y buscando con su olfato algún rastro del Monoxido de Carbono.

- Claro que no estoy mareada ¿Por qué iba de estarlo? – Contestó – Solo tengo sueño – Rió.

-¿Dónde están Jude y Renee? – Le preguntó Izambard sosteniendo a sus hijos, uno en cada brazo.

- Jude está dormido en su cuna – Respondió aún sin comprender la razón de la alarma – Y Renee está dormida, junto con Sarah. Lo lamento, no me di cuenta cuando me quedé dormida.

- No te preocupes linda – Le dijo Bühler – Lo importante es que todos están bien.

Marín salió de la estancia y se inclinó ante Dominic, a quien le comenzó a temblar la mano que ocultaba su rostro.

-Dominic – Le dijo serio - ¿Qué haces con ese monóxido de carbono? Dime que no es lo que estoy pensando.

El guardaespaldas, quien siempre mostró una imagen imponente que intimidaba a cualquiera, ahora estaba con un animo completamente derrumbado.

-Debía hacerlo… pero no pude… - Comenzó a decir con voz entrecortada – No pude… Era demasiado… Los niños… no …. No pude…

Marin cerró los ojos, intentando borrar la escalofriante imagen que de pronto a apareció en su mente. Luego respiró profundo y caminó hasta el final del pasillo, sentía que iba a vomitar. ¿Dominic estuvo a punto de impregnar la habitación con Monoxido de carbono? ¿Iba a asesinar a los niños y a las chicas con ese gas letal?

Velmont, quien había recorrió la habitación y todo el pasillo asegurándose que todo estuviera en orden, se acercó hasta el guardaespaldas y le dijo:

-Muy bien. Si ya terminaste de lloriquerar, tú y yo vamos a hablar.

Y acto seguido, le golpeó en la mandíbula.

ec0





CONTINUARA....


Las quierooooooo

Samantha Katherina*
 
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Lourdes Rochabrun
view post Posted on 20/1/2014, 02:18




Pero qué angustia!!! Gracias a Dios no ocurrió nada con las chicas y los niños... pero ahora tienen a quién pueda ayudarlos con la identificación del asesino...
Muy valiente Brinni, todo lo que se hace cuando hay amor :368962fosxje1xzt.gif:
Gracias por continuar escribiendo amiguita, todo lo mejor para ti este año que comienza!!!!
Un gran favor......... no demores mucho con la continuación, nos tienes con el alma en un hilo.... Un beso enorme :)
 
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Samantha_Katherina
view post Posted on 5/2/2014, 05:49




QUOTE (Lourdes Rochabrun @ 20/1/2014, 02:18) 
Pero qué angustia!!! Gracias a Dios no ocurrió nada con las chicas y los niños... pero ahora tienen a quién pueda ayudarlos con la identificación del asesino...
Muy valiente Brinni, todo lo que se hace cuando hay amor :368962fosxje1xzt.gif:
Gracias por continuar escribiendo amiguita, todo lo mejor para ti este año que comienza!!!!
Un gran favor......... no demores mucho con la continuación, nos tienes con el alma en un hilo.... Un beso enorme :)

Hola mi bella Lourdes!!!!!

En efecto, los chicos cada día están más cerca de descubrir quien está detrás de todo esto, y seguramente tu también tienes tus sospechas!! jajajajaj Ya verás como todo este misterio se va a ir aclarando.

Ahhhh Brini , Brini..... ¿Qué vamos a hacer con este hombre??? jajajaja

No te pierdas la continuación mi linda!!! Ya viene!!!! :972122dtuadhvrq0.gif:


También puedes leerme en http://fanficartista.forolatin.com/ en donde muy pronto publicaré otra historia. Solo tienes que registrarte y acceder a la sección "Solo Adultos (+18)"


Te espero!!! :725451hqye09hovg.gif:


 
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NATHYLOPEZ
view post Posted on 3/3/2014, 01:11




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Lourdes...allí hay también otras historias que te aseguro disfrutarás muchísimo
 
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Lourdes Rochabrun
view post Posted on 5/3/2014, 06:09




Gracias Naty, pero igual sigo esperando la culminación de esta fic... ojala Samy se acuerde de nosotras pronto....
Un beso desde el Callao - Perú
 
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NATHYLOPEZ
view post Posted on 7/3/2014, 04:13




Mi querida Samantha anda ocupada con su patria revuelta...

sé que somos pacientes y podemos seguir esperándola...

(pero no te tardes tanto Sammy)

rainbowsheep2_by_RainbowSheep2
 
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Samantha_Katherina
view post Posted on 10/3/2014, 08:10




Mis queridas y fieles Divolectoras!!! Ustedes son un sol!!!

En efecto he andando bastante atareada buscando rescatar mi patria. Una que otra bomba lacrimógena por aquí, otra bomba por allá.... Pero seguimos en la lucha por un mejor país.

Mi querida Lourdes, ya estoy poniendome al día con Bel Canto y con otras sorpresitas que tengo para el otro castillo. ¡No te las pierdas!!!

Y Nathyyyy!!! Tu también nos debes capítulo!!! Hace tiempo que no hago corajes!!! jajajajaja

Nos vemos este proximo martes!!!

Besotes!!!

Samantha Katherina *
 
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Samantha_Katherina
view post Posted on 26/3/2014, 06:48




Hola mis bellas Divo lectoras!!! Después de otros tantos años, protestas, marchas, recontramarchas, guarimbas, carreras y unas cuantas bombas lacrimogenas he vuelto!!!

Seguramente estan al tanto de lo que está ocurriendo en mi país, y les confieso que no estuve de muchos animos para seguir escribiendo. Sin embargo, es cierto que la vida sigue y que debemos seguir adelante, no importa que tan oscuro se vea el horizonte, si la tormenta llega nos resguardaremos, porque más adelante hay un sol que brilla.

Con el permiso de ustedes, quisiera dedicar esta siguiente entrega a todos mis compatriotas que han entregado su vida con la esperanza de tener un país mejor. Confío en Dios que su sacrifico no será en vano.

Disfrutenlo!!!!



CAPITULO XXII
(Segunda Parte)
Es cierto que el que se cansa pierde.... pero el que persevera ¡vence!
Samantha Katherina






Aunque se había propuesto disminuir su consumo de cafeína, el Capitán Francisco Hidalgo colocó sobre su escritorio la quinta taza de café que tomaría luego de que su turno se acabara. El trabajo de sobretiempo no era aconsejable, pero esos últimos días había estado más al pendiente de la salud de su amigo Paul Mason por lo que había estado muy poco en su oficina.

Una montaña de papeles faltantes de su firma, consistente en solicitudes, informes pendientes por enviar a la Fiscalía, boletas de notificación, y memorándums internos, era solo uno de los muchos trabajos atrasados. Tomó un sorbo de café e hizo una mueca de desagrado al percibir un sabor amargo y un ardor en la boca de su estómago que de seguro era indicativo de una futura gastritis. Colocó la taza a un lado y tomó su pluma disponiéndose a continuar firmando, cuando unos leves golpes en la puerta de su oficina le hicieron levantar la cabeza.

-¡Pase! – Dijo deseando por lo más sagrado que no se tratara de ninguna emergencia.
Andrés de Las Casas asomó su cabeza sin entrar completamente.

-Buenas noches, Francisco.

-¿Andrés? – Hidalgo no pudo disimular su asombro al ver al bailarín.

- ¿Puedo pasar? – Dijo con recelo.

- ¡Claro! – Respondió el capitán colocándose de pié, y extendiendo la mano para estrechar la del visitante, un gesto automático más que por cortesía.

Andrés dudo por unos instantes, pero le correspondió el saludo. Sabía que el policía no lo miraba con buenos ojos, y su último encuentro, aunque no lo recordaba con claridad, sabía que no había sido para nada agradable.

-Toma asiento, muchacho – Le dijo haciendo un ademán a lo que Andrés obedeció - ¿A ocurrido algo? Los agentes que tengo apostados en el Pen House me informan cada hora y…

-Todo está bien – Le contestó -

- ¿Quién de ellos te acompaño hasta acá?

- Ninguno. Los dos se quedaron en casa junto con Geraldine.

Hidalgo respiró hondo y dejo escapar el aire con fuerza denotando molestia.

-¿Cómo que viniste solo? ¡Esos agentes que he dejado en tu casa no están de adorno! Después que Geraldine recibió esa Calandria muerta ordené un cerco de seguridad que también se extiende hasta ti…

- Francisco – le interrumpió – Vine solo porque no quería que tus agentes supieran que estoy aquí; si te citaba en algún lugar alguien nos vería y levantaría sospechas dado que muy rara vez hablamos; y si te dijera que fueras a casa, Geral se enteraría. Y lo que vengo a hablar contigo quiero que quede solo entre nosotros, por los momentos.

Hidalgo levantó una ceja y apoyó sus codos sobre su escritorio juntando sus manos y entrelazando sus dedos colocándolos sobre su mentón.

-¿A qué se debe tanto misterio? Andrés, ¿Tienes alguna información sobre el que dejó la calandria?





Andrés respiró profundamente y enjugó sus labios; y como si se armara de valor, coloco su mano en su bolsillo y extrajo una llave para luego colocarla sobre el escritorio, ante los ojos de Hidalgo.

-No es sobre eso de lo que vine a hablarte. – Le dijo el bailarín.

- ¿Qué es eso? – Le dijo el policía señalando la llave con un gesto de sus labios.

- Esto es, la llave de la casa de Ramiro Nadal.

Hidalgo levanto los ojos y miró a su interlocutor. La sorpresa se reflejaba en su mirada aunque su rostro permaneció inmutable. Se hablaba de que entrar a la casa de Ramiro Nadal con una llave propia era un verdadero “privilegio”, por decirlo de alguna forma, y aunque por meses el capitán había investigado a quienes se encontraban dentro de aquel selecto grupo que poseían una de ellas, jamás había podido corroborar que eso fuera cierto, hasta el punto de llegar a pensar que solo se trataba de una leyenda urbana.

-¿Una llave de la casa de Ramiro Nadal? ¿Tienes una llave de la casa de Ramiro Nadal? – La voz de Hidalgo comenzó a hacerse más fuerte - ¿Se puede saber desde cuándo coño la tienes? ¿Por qué diablos no me habías dicho nada?

-¡Porque apenas me la dio hoy! – Se defendió – Ramiro… estuvo en casa y me la entregó.

Como Hidalgo permaneciera inmóvil sin quitarle los ojos de encima, el bailarín agregó.

-Vamos Francisco. Di algo…

- ¿Y qué puedo decir? Antes deberías decirme tú que se supone esperas que yo haga con esta llave. O… más bien… dime por qué me la estás dando.

Andrés bajo los ojos unos instantes y entrecruzó los dedos luchando con sus pulgares en un gesto nervioso.

-Yo… yo se que la he regado. La felicidad que pude haber vivido junto a Geraldine se fue por el drenaje desde que… desde que recaí. – Levantó la mirada hacia el policía – Quiero dejarlo, Francisco, quiero curarme de este maldito vicio que está acabando conmigo. No puedo seguir así, no puedo seguir haciéndole esto a Geraldine.

Fue entonces cuando Hidalgo tomó la llave con su mano derecha y la levantó para verla a contraluz. Su color plateado brillaba con el reflejo de la luz artificial, y aunque no era más que una simple llave, podía significar el comienzo del fin de uno de los mayores dolores de cabeza de la Policía Nacional durante ese último año.

-¿Te das cuenta de lo que estás haciendo, muchacho? – Volvió a decir el policía volviendo de nuevo la vista hacia Andrés – He estado por desmantelar esta maldita banda de Ramiro Nadal pero nadie se había atrevido a prestar su colaboración. ¡Ni siquiera a denunciarlo! Si te dio esta llave es porque te encuentras dentro de su círculo y el solo hecho de que estés aquí ya es un acto de alta traición contra él. Esto significa mucho, hijo, y necesito mucho más de ti que esta llave. – Se volvió hacia la computadora que estaba sobre su escritorio, tecleo un par de comandos y luego giró la pantalla de manera que Andrés pudiera ver lo que esta proyectaba – Mira, este es el listado de todos los funcionarios de la Policía Nacional activos adscritos a esta Circunscripción. Si voy a organizar un procedimiento no puedo incluir a unos agentes que sean clientes de Ramiro. Sé muy bien que ese mal nacido ha corrompido a muchos de mis hombres, así que tú, ahora mismo me vas a indicar, a cual de mis policías has visto en su casa o cuáles tienes conocimiento que tienen trato con él.

Andrés enjugó sus labios y respiró profundo mientras enderezaba su espalda sobre el respaldar de su silla. Ya había dado el primer paso, el primero para reconquistar su propia vida. En la pantalla fueron apareciendo, poco a poco, los rostros y nombres de cada uno de los agentes de la Policía Nacional Española que operaban en Madrid. Había visto a muchos de ellos en casa de Ramiro o los había escuchado nombrar por él mismo sobre los negocios que tenían juntos. Con decisión y sin intenciones de dar marcha atrás, le fue indicando a Hidalgo a quienes de ellos recordaba, comenzando por el Oficial Luciano Sandoval, conocido como “Lucho”, uno de los agentes asignados para vigilar y proteger el Pen House que compartía con Geraldine.



*****





Desde el año 1218, la Universidad de Salamanca se dedica a impartir conocimientos y a la preparación de excelentes profesionales, no solo de España sino de cientos de extranjeros que cada año ingresan a sus aulas con miras de adquirir la valiosa sapiencia de de la primera institución europea que obtuvo el título de Universidad, gracias a la bula papal decretada por su Santidad Alejandro IV por el año 1255.
Alfonso X, El Sabio, le había dado el doble carácter de Universidad Real y Pontificia el 8 de mayo de 1254, para luego perder esa segunda condición mediante una orden dictada el 21 de mayo de 1852, con la cual suprimió sus facultades eclesiásticas. Casi un siglo después, el 25 de septiembre de 1940, el Papa Pío XII restauró las Facultades de Teología y Derecho Canónico en una nueva Universidad: la Universidad Pontificia de Salamanca.

Hoy día, el solo adentrarse en el campus bastaba para transportarse atrás, a cientos de años de historia. Aunque contaba con modernas aulas y salas de conferencia perfectamente equipadas con los últimos avances en tecnología pedagógica, el arte y la historia estaban presentes a cada paso, hasta el punto de respirarse en el aire.

Cada cierto tiempo, los mejores funcionarios de la Policía Nacional eran convocados para diversos cursos de capacitación académica. Allí, Laura Borgia se ganó el afecto y el respeto de decenas de cadetes, no solo por ser una de las profesoras más jóvenes en la Alma Matter, sino porque siendo agente de INTERPOL era vista como una más de ellos y no como una civil.

Aquel día había sido bastante atareado, y los oficiales estaban felices de tener un buen rato de esparcimiento después de clases. La cafetería de la universidad ya había cerrado sus puertas, por lo que la mayoría de los agentes de la Policía Nacional que asistían a aquel curso sobre procedimientos anti extorsión se encontraban en un modesto bar a solo un par de manzanas de allí.

-Aquí tiene amigo – Le dijo el barman entregándole una botella de escoses y unos vasos cortos – ¿Podrás llevarla hasta la mesa?

- ¡Claro! – Contestó el agente Gómez – Muchas gracias.

El lugar estaba repleto, los pocos meseros no se daban a basto, pero como Gómez, Núñez, Santiago y el resto de la Brigada frecuentaban el sitio cada noche para cada curso que realizaban en Salamanca, ya eran tratados como clientes frecuentes y de confianza.

-¡Heyyyy! ¡Al Finnn!

La pequeña tropa ovacionaba a Gomez quien finalmente llegaba a la mesa con la esperada bebida. Ordenó colocando de manera ruidosa los vasos golpeándolos contra la mesa y rápidamente descorchó la botella, no sin antes lucirse con una maroma haciéndola girar en el aire, con lo cual arrancó una nueva ovación de su público.

-¡Deberías trabajar aquí Gómez! – Le dijo Nuñez – Las chicas te harán millonario con las propinas.

- Voy a considerarlo – Respondió riendo y sirviendo el licor – Con la miseria que nos pagan tal vez incluso cobraría por hacerles “favores” a las damas… no, espera, eso lo haría gratis.

Todos comenzaron a reír, al tiempo que levantaban sus tragos haciéndolos sonar fuertemente al chocar al centro de la mesa para luego beberlos.

-¡Uhg…! Este escoses parece adulterado – Dijo Luís Carvajal, un joven policía robusto de cabello rojo – Tal vez sea producto del contrabando. ¿Hacemos una requisa a este antro?

Sabían que Carvajal no hablaba en serio, por lo que sus compañeros lo bombardearon con los mondadientes que reposaban en un vaso corto en mitad de la mesa, abucheándolo y sin parar de reír.

-¿Ahora? ¡No jodas! No te pagarán horas extras, además no estás de servicio, ¡Estas en un curso! Jajaja – Le dijo Nuñez dándole el golpe de gracia con su gorro de invierno.

- ¡Sí! ¡Ya! ¡Ya! – Se defendió – Para que vean que solo quiero cumplir con mi deber… pero ustedes no me dejan – Se protegió la cabeza con sus manos por cuanto sabía, como en efecto ocurrió, que sus amigos repetirían el ataque.

Continuaron charlando relajadamente. Era un grupo de diez agentes, todos riendo y hablando ruidosamente en grupos pequeños de tres y dos. Desde las mesas contiguas se podía percibir la testosterona en el ambiente.

-¿Cómo sigue Santiago? – Le preguntó Carvajal a Nuñez – A mí también me causaron indigestión esos huevos durante el desayuno.

- Aun sigue mal – Respondió – Debemos quejarnos con la cocina de la posada. El hecho de que estemos pagando un hospedaje económico no les da derecho a envenenarnos cada mañana.

- Allí sí te acompaño a hacer un allanamiento, Carvajal – Le dijo Gómez riendo.
Núñez bebió el último sorbo de su escoses, giró el vaso como un trompo para detenerlo en seco con ambas manos y mirarlo fijamente, como si buscará en este una respuesta.

-¿Qué ocurre compañero? –Le preguntó Gómez al ver su estado meditabundo.

- Es que… - Enjugó sus labios y negó con la cabeza – Aún no me cuadra este asunto de la desaparición del cuerpo del supuesto Mata Pájaros. ¡Era lógico que no era él! Pero sí fue aquél quien se robó su cuerpo de la morgue y llegó en tiempo record a Italia y cometió esos asesinatos de La Scala de Milán.

- Están investigando el caso, Núñez. Agotarán todas las vías ya que burlaron la seguridad de nuestro laboratorio. Cuando eso se descubra van a rodar cabezas. A mí lo que no me convence es que el Capitán Hidalgo parecía estar muy informado. ¿Cómo supo donde buscar? ¿Cómo sabía que ese… “monstruo” estaba en esa cabaña? Allí habían demasiados elementos incriminatorios, pero también habían señales de que no vivía solo. ¿Y qué hace este Sargento Mason aquí en España?

- Vino con ese tal Cassius Velmont para cazar a Massimilliano Brini.

- Pienso que es una excusa – Replicó Gómez – Velmont actuó completamente solo cuando capturo a Brini.
Nuñez detuvo su mano con la que llevaba el vaso a sus labios y miró a su interlocutor.

-¿Qué quieres decir?

Gómez exhaló y respondió.

-Cassius Velmont capturó a Massimilliano Brini él solo. Incluso pudo atrapar a Esteban Cáceres. Se supone que él y el Sargento Mason vinieron a España porque habían localizado a Brini en Canadá, y como Mason es oficial de enlace con INTERPOL, vino con ese rumano para dirigir la operación de captura. Sin embargo, apenas llegó, comenzó a trabajar junto con el Capitán Hidalgo en el caso del Mata Pájaros. ¿Por qué hace eso?

- Recuerda que hubo un incidente en un concierto de caridad en Canadá. Il Divo recibió un cuervo y unos pájaros muertos. No se muy bien los detalles, pero lo relacionaron con un incidente similar en Londres y en Madrid, con Geraldine, la cantante que es amiga del jefe.

- No hubo muertos – Continuó Gómez – A excepción de los pájaros. Pero en mi criterio es un caso de acoso o que compete a delitos ambientales. Pero no creo necesario que un funcionario del peso de Mason viniera a Madrid solo por eso. Así que usó el rastro de Brini como excusa para venir, y con Velmont, por supuesto. Le dejó todo el trabajo a ese caza recompensas y él solo se dedicó al Mata Pájaros. Incluso sé que estuvo conversando con la Doctora Borgia sobre el caso, quien realmente sí fue asignada por INTERPOL para esa investigación. De hecho, cuando hirieron a Mason, ellos dos, junto con el Capitán, estaban tras una pista.

- Me cuesta creer que el Capitán ande metido en asuntos raros. Él mismo nos informó la ubicación de la cabaña, como si desde hace tiempo estuviera investigando sobre el caso. Luego está amistad con Mason… - Nuñez se frotó la frente en gesto preocupado – Ahora que mencionamos a Brini, hemos quedado muy mal parados. El muy hijo de puta se fugo en nuestras narices y secuestró a la Doctora Borgia. ¡Gracias a Dios no le pasó nada! Pero ese granuja igual se nos escapó…

Nuñez interrumpió sus palabras al percibir su teléfono celular que comenzó a sonar. Levantó una ceja cuando observo en pantalla y ver quien era que le llamaba.

-¡Hablando del Rey de Roma! – Dijo

- ¿Quién es? – Preguntó Gómez.

- El Capitán Hidalgo – Contestó – Buenas noches jefe…. Sí, todo muy bien, gracias…. Pues, sólo estoy con Gómez, Carvajal y… No, Santiago está en la posada, no se siente bien…. Ehhh, pero… - El rostro de Nuñez se mostraba confundido – No, claro que no…. Lo sé… Está bien…. Descuide jefe.

El policía cortó la comunicación y se recostó al espaldar de su silla, ajeno a la ruidosa conversación que sostenía el resto de la tropa en la misma mesa. Sólo Gómez estaba al tanto de aquella llamada telefónica.

-¿Qué sucede Nuñez? ¿Qué dijo el jefe?

- Quiere que tú, yo y Santiago regresemos de inmediato a Madrid. Dice que está conformando un equipo con sus agentes de mayor confianza para un operativo especial. No quiso dar detalles, pero me ordenó, bueno, nos ordenó, que no dijéramos nada. Qué él hará las llamadas respectivas con las autoridades de la Universidad para que nos vayamos hoy mismo.
Gómez abrió tamaños ojos.

-¿Queee? ¿Así no más? ¿Y por qué solo nosotros tres?

- No lo se. Pero está convocando a otros agentes también. Enfatizó el hecho de que necesitaba a sus agentes de mayor confianza. Parece que es algo importante.

- Somos de sus agentes “de confianza” – Gómez sonrió - ¡Vaya! Y yo diciendo que el jefe trae algo entre manos… Siento que me acaban de dar una cachetada. ¿Qué crees que dirá Santiago?

- Averigüémoslo ahora – Dijo esto y se levantó de la mesa haciendo un ademán a su compañero para luego dirigirse hacia el resto de sus amigos - ¡Hey chicos! ¡Nos vemos en la posada eh!
Ambos colocaron un par de billetes sobre la mesa correspondiente a su cuota de pago por la botella que compartieron y salieron del lugar, riendo ante las bromas de sus camaradas quienes no les perdonaban que se marcharan tan pronto. Ya afuera, Nuñez tomó su teléfono y marcó un número.

-¡Hola, Santiago! - Dijo cuando le contestaron.

-¿Todo bien amigo? – Le dijo Santiago con voz entrecortada.

- Recoge todas tus cosas. Nos regresamos a Madrid ya.

-¿Ahora? – Respondió Santiago luego de un breve silencio - ¿De qué rayos hablas? ¿Qué sucedió?

- El jefe nos tiene una asignación especial. Fue muy específico. Nos quiere a ti, a Gómez y a mí junto con otros agentes.

- Pero… ¿Le dijiste que estoy enfermo?

- Sí, pero dijo que te levantaras y que te vinieras con nosotros. ¡Vamos! Nosotros ya estamos camino a la posada por nuestras cosas. Esta noche tenemos que regresar a Madrid. Nos veremos allá.



*****





Dominic Mc Hill había perdido toda noción de tiempo y lugar. Sólo podía ver unas imágenes que desfilaban delante de él como una película borrosa, y cuales ecos, distinguía unas voces lejanas.

“¡Recuerdalo bien! Haces lo que te digo y tu hermana tendrá su transplante. Pero si hablas o te arrepientes olvídate de todo…

Sonidos metálicos le ayudaron a recuperar la conciencia. Sintió a su vez un dolor en su mandíbula, y de pronto recordó el rostro de Cassius Velmont y su puño a toda velocidad directamente hacía él. Abrió los ojos, y miró alrededor… Estaba en su habitación sentado en una silla; buscó reincorporarse pero no se pudo mover, pues sus manos estaban sujetas al espaldar del asiento y sentía presionadas sus muñecas.

-¡Vaya! ¡Al fin!

Dominic buscó aquella voz, encontrándose así con Cassius Velmont quien junto con Miller se encontraban de píe ante la pequeña mesa de la habitación sobre la cual reposaba una maleta… su propia maleta completamente abierta. En el otro extremo de la habitación, Marín, Bühler e Izambard daban la impresión de estar revisando el closet. Este último, al ver a quien había sido su guardaespaldas despierto, se dirigió rápidamente hacia él con expresión de enojo.




-Estaba esperando que despertaras… maldito traidor… - Fueron las palabras del francés.


- Tranquilo – Le dijo Bühler deteniéndolo – Cassius nos dijo que él se encargaría. Déjalo.
Izambard accedió de mala gana, y sin embargo, a ninguno de los otros tres le faltaban deseos de partirle la cara. Pero tomando en cuenta que el enemigo resultó estar dentro de sus propias filas debían actuar con cautela. Aquello era algo completamente nuevo con quien ninguno había liado.

Habían estado los veinte minutos que Dominic había pasado inconsciente hurgando y buscando entre sus cosas personales algo que les revelara sobre sus recientes actos. Él mismo podía ser el asesino de aves como si no; de todas formas, no había duda de que estaba involucrado. Tanto en su equipaje como en el closet de la habitación todo era lo habitual: Ropa, utensilios personales, Ipod, teléfono celular, Tablet. Los únicos elementos incriminatorios eran una pistola teaser y el cilindro contentivo del Monóxido de Carbono.

-Muy bien amigo – Le dijo Velmont colocándose frente a él – Estaba esperando a que despertaras. Tenemos muchas cosas de qué hablar.

Dominic desvió la mirada y agacho la cabeza hacia un lado.

-No tengo nada de qué hablar – Respondió con voz pesada.

Una honda y respiración se dejó escuchar a uno de los extremos de la habitación. Miller no podía creer semejante descaro.

-¿Ah no? – Continuó el caza recompensas – Yo creo que sí. De hecho, te aconsejo que hables primero conmigo, porque estos otros cuatro tipos que están aquí te quieren sacar los huesos uno a uno, y la policía, que pronto vendrá en camino, no será amable contigo cuando sepan lo que estuviste a punto de hacer con ese gas letal.

- Mira, no sé quien coño eres tú – Le retó el guardaespaldas – Pero ahórrate el discurso. Puedes llamar a la policía si quieres. Conozco mis derechos.

Velmont solo sonrió. Sabía que Dominic sólo quería aparentar que no estaba asustado, y es que el rumano podía percibir el olor a miedo en su prisionero.

-¡Derechos! ¡Es verdad! Yo también se cuáles son tus derechos; te los mostrare – Levanto sus dos puños a la altura de su pecho y los movió a medida de que hablaba – Estos son tus “derechos”, esta es la derecha y esta es la izquierda, así que puedes escoger con cuál comenzamos. ¿Sabes? Creo que es mejor que no llamemos a la policía. Te quedarás aquí, conmigo y con tus “derechos”.

Las palabras de Velmont fueron en verdad intimidantes. De seguro aquel iba a ser un espectáculo bastante desagradable de ver. Los cuatro cantantes, en ese punto, ya se habían dado cuenta que ese hombre de imponente presencia y de acento rumano, era cualquier cosa, menos un agente de INTERPOL. Aun así no tenían la menor intención de detenerlo si se decidía a darle una buena golpiza a Dominic en ese momento; el solo pensar en la suerte que hubiean corrido los niños y las chicas de haber usado el CO2, les hacía hervir la sangre.

-Puedes golpearme hasta matarme, si quieres – Le dijo Dominic esta vez levantando la mirada – De todas formas ya no importa… - Bajo la cabeza y se le cortó la voz – Ya no importa nada…

Velmont no se dejó convencer por su semblante decaído cual cachorro arrepentido, y, sacando un mondadientes de madera de su bolsillo, lo introdujo en la boca de Dominic con la mano derecha mientras se ayudaba con la izquierda para sujetarle la mandibula y presionar con fuerza la punta del mondadientes contra la parte superior de sus encías. El dolor que Dominic experimentó en un instante fue tan agudo que por unos segundos se quedó sin respiración; cuando pudo reaccionar, sacudió su cabeza dejando escapar un quejido grueso.

Izamabard, Marín, Bühler y Miller se miraron entre ellos, al tiempo que Velmont levantó el mondadientes entre sus dedos a la altura de la vista de Dominic.

-Es increíble las cosas que puedes hacer con esta pequeña cosa. ¿Quieres que te enseñe?
Acabó de decirlo, cuando le presionó la coronilla contra su mano izquierda y con un rápido movimiento introdujo el mondadientes en una de sus fosas nazales y clavó muy superficialmente su punta contra la piel que recubría el tabique. Esta vez, Dominic soltó un alarido de dolor, y por arco reflejo, sus ojos se humedecieron. De pronto lo invadió el pánico y sacudió su cuerpo con fuerza. Sea lo que sea lo que le sujetaba las muñecas a su espalda le estaba comenzado a rasgar la piel.

-¡Esto no es legal! – Dijo Miller.

Izambard y Bühler estaban sin habla.

-Amigo, creo que esto no es necesario – Intervino Marín.

- ¡Silencio! – Ordenó el rumano sin mirar a los cantantes. Luego se inclinó hacia Dominic y le dijo con un tono de voz suave, pero que helaría la sangre incluso del más valiente – Escucha, Dominic, podemos estar aquí hasta el amanecer, yo tengo tiempo de sobra. Te aseguro que si nos lo cuentas todo, llamaré a la policía, me lo agradecerás después. Si no colaboras… creeme que será una noche muy larga y amarga para ti mientras yo me divierto contigo.







Dominic sintió un frío que le recorrió la espalda. Ese hombre delante de él era un verdadero sanguinario que hablaba muy en serio, y los otros cuatro que estaban en la habitación, aunque sus rostros aún estaban consternados por lo que estaban presenciando, parecían no tener intenciones de detener esa sesión de tortura que apenas estaba empezando. Cerró los ojos y respiró profundamente; ya no tenía nada que perder.

-Él me dijo que me ayudaría – Respondió por fin. – Dijo que ayudaría a Sheyla.

- ¿Sheyla? – Dijo Velmont - ¿Quién es Sheyla?

- Es su hermana – Intervino Bühler.

- ¿Por qué iba a ayudar a tu hermana? – Preguntó Miller avanzando un paso.

- Ella está enferma – Respondió el guardaespaldas – Está muy mal.

- Nos habías comentado que estaba recibiendo diálisis – Dijo Marín – Tenía un problema en sus riñones pero estaba controlado.

- ¡No! ¡Ya no! – Respondió Dominic cortándosele la voz – Sus riñones colapsaron. Hace quince días ingresó a una clínica para enfermos renales en Londres. Necesita un trasplante urgente o morirá.

Se hizo un breve silencio.

-¿Y cómo se supone que ese “Él” iba a ayudarte? – Dijo Velmont conservando el mismo tono de voz.

- La lista de espera es demasiado larga y no hay donantes. Yo ofrecí darle uno de los míos pero… - Tomó aliento de nuevo – Pero el problema renal es genético. Nuestra madre lo padecía y yo también lo heredé, aunque los síntomas que manifiesto ahora son muy leves. Darle uno de mis riñones no serviría de nada y mi vida peligraría. Por eso los médicos se negaron.

- ¿Quieres decir que tú…? – Dijo Izambard

- En unos diez años, tal vez menos, necesitaré también un trasplante… o moriré. – Respondió Doninic sin levantar la mirada. – Pero por ahora solo me interesa salvar a mi hermana.

- ¿Y cómo iba a conseguir el donante? – Preguntó Velmont.

- No lo sé… Me aseguró que se encargaría de todo si lo ayudaba.

- Bien – Dijo el rumano tomando la otra silla y sentándose delante de él – Comienza a contarnos todo.

- Unos días antes de ir a Canadá, yo estaba en la clínica en donde tienen a Sheyla esperando noticias sobre unos posibles donantes, - Comenzo a contar Dominic - pero no había ningún resultado favorable. Me invadió la desesperación porque los médicos fueron muy claros en la urgencia del caso. Estando sentado en el pasillo del área de hospitalización un hombre se me acercó y me dijo que él podía conseguir el órgano para realizar el trasplante… Solo a cambio de que lo ayudara. De alguna forma sabía que yo trabajaba para Il Divo y que era de su equipo de seguridad permanente. Yo tenía mis reservas, y desconfié de ese hombre, obviamente no me quería para nada bueno y me negué. Al día siguiente Sheyla empeoró y fue entonces cuando decidí acceder.

-¿Acceder a qué? – Le interrumpió Velmont.

Dominic enjugó sus labios y volvió a tomar aliento, como si le costara aún para él mismo creer su propia historia.

-Me entregó una caja de regalo para que lo enviara por medio de una oficina de encomiendas al Magestic Teather, con instrucciones específicas para ser entregado el día 23 de Febrero en la noche…

- ¡A Sarah Joy! – Intervino Miller negando con la cabeza acercándosele lentamente – ¿Cómo pudiste prestarte para eso? ¿Sabes lo que esa caja contenía? ¿Tenías idea? ¡Responde!

- David, tranquilo – le dijo Bühler llegando hasta él y deteniendo su paso.

El americano iba a replicar cuando Dominic respondió.

-Dave, no tenía idea de nada de esto. Te lo juro. Le pregunté que había en la caja y me dijo que ese no era mi problema y que me limitara a hacer lo que me ordenaba para que Sheyla pronto recibiera su trasplante. Se lo de la fobia que Sarah le tiene a las plumas, pero me enteré de todo fue después.

-¿Qué hay del cuervo en el camerino del BBC Place en Canada? ¿También lo colocaste tú?.

- No, - contestó. – Para ese día solo se me ordenó desconectar las cámaras de seguridad y en efecto eso fue lo que hice.

- Había un cuervo vivo volando por el techo del stadium - Agregó Izambard – Lo ví con mis propios ojos mientras estábamos cantando.

Dominic lo miró confundido.

-No… Yo… yo no se nada de eso.

- Pero sí sabías que colocarían un cuervo en nuestro camerino, ¿Verdad? – Esta vez hablo Bühler - ¿Qué es lo que significa?

- ¡No lo sé! – La voz de Dominic ya sonaba desesperada – No le había dado importancia y pensé que nadie resultaría herido. No sabía que iba a colocar pájaros muertos ni tampoco qué rayos significa la forma en que los sacrifica y los expone. Les juro que no sabía nada.

-Cuando íbamos al BC Place en la Hummer, había un chofer…

- Él iba al volante de una de los vehículos – Se apresuróa responder Dominic como si adivinara el resto de la pregunta – Dijo que quería verlos de cerca y que tomaría una de las Hummer, cualquiera de ellas.

- Ha intervenido correos, enviado e-mails fantasmas, incluso se ha metido en las redes sociales y las ha revuelto. – Dijo el rumano- No hemos podido encontrar el origen de estos mensajes. Todas son cuentas fantasmas.

-Sabe de eso – Respondió – Maneja muy bien todo lo que tiene que ver con la informática y las redes, además que está bastante actualizado con lo último de la tecnología de bolsillo.

-¿De bolsillo? ¿Qué quieres decir?

- Todo lo hace en el momento y en el lugar en donde esté. Delante de mí creó creó unas cuentas y les envió a los cuatro aquel mensaje con el video de matando al cuervo. De la misma manera canceló la cuenta y borró todo rastro. Usa un servidor que funciona como filtro eliminando los cookies que pudieran servir para rastrearlo, y todo con un solo dispositivo de bolsillo. Después que ustedes se fueron de Canadá se puso desesperado porque nadie sabía en donde estaban. Pensaba que yo sabía algo de su paradero y le aseguré hasta el cansancio que no sabía en donde estaban. Y a decir verdad, tampoco se los hubiera dicho. Me hizo colocar las aves muertas en forma de cruz a la salida del hotel al día siguiente del concierto en Vancouver y… - Se detuvo unos instantes – Allí fue cuando supe de sus intenciones.

- ¿Cuáles? – Dijeron casi todos al unísono.

- Él quiere matarlos, tan sencillo como eso, aunque parezca que no tiene justificación ni sentido. Él los culpa de algo. El odio que siente por ustedes y por todos los cantantes líricos raya en lo enfermizo.

Un breve silencio en el que todos intercambiaron miradas.

-¿Te lo dijo así? ¿Te dijo expresamente que quiere matarnos? – Preguntó Marín aún no creyendo que estuviera pronunciando esas palabras.

- Dijo que morirían ese mismo día, al siguiente del concierto. Para eso era el aviso con las aves muertas sobre el pavimento en las afueras del hotel. No sé me dio los detalles, pero dijo que sería rápido… rápido pero doloroso.

Tanto los cantantes como Velmont se miraron. Los primeros no pudieron evitar sentir un hueco en el estómago, mientras que para el rumano aquello no era nuevo.

-Ese es el mensaje. – Agregó el caza recompensas - Las victimas mueren de la misma forma que el ave. Eso fue exactamente lo que ocurrió en la Scala. ¿También participaste en esa masacre?

Dominic guardo silencio, cuando la fuerte voz del rumano lo sacudió.

-¡RESPONDE!

- Yo no quería participar más. Me negué a todo en cuanto supe sus intenciones. Aún no habíamos dejado Canadá cuando le dije que se olvidara que lo ayudaría. Jamás me dijo que su meta era hacerles daños, por lo que me negué a continuar ayudándole. Pero él me amenazó diciéndome que mi hermana moriría y yo iría a la cárcel porque se las arreglaría para culparme de todo. Yo no le hice caso y me quedé tranquilo cuando ustedes desaparecieron sin dejar rastro. Se convenció de que yo no sabía en donde estaban y se largó. Fue hasta el día en que ustedes llegaron a Milán cuando me encontró; me sorprendió verlo aquí en Milán, pero por alguna razón se enteró de que estaban aquí. Volvió a chantajearme con la vida de mi hermana y, aunque me negué, al final me convenció para que lo ayudara.

-¿Cómo entró y cómo colocó el veneno? – Continuó interrogando Velmont.

- Como ya les dije, él nunca me dio detalles. Me limité a desconectar temporalmente la cámara de seguridad y abrirle la puerta trasera durante el tercer acto. Solo ví que portaba un pequeño maletín y me dio una cámara para que tomara unas fotografías desde donde me encontrara.

- Así que fuiste tú – Dijo Miller – Te encontrabas con nosotros en el Palco del Virrey… ¡Claro! Sólo que nunca imaginamos que uno de nosotros estuviera detrás de esto.

Dominic bajó la cabeza. Ahora que él mismo recapitulaba todo, se daba cuenta que los daños que él mismo había ocasionado, no eran menores a los de aquel asesino. Era su cómplice, sin duda alguna.

-Perdónenme – Dijo suplicante – No sabía que iba a ocasionar todas estas muertes. Pensé que colocaría el cuervo muerto como en Vancouver… No tenía idea… En el último acto de la obra me pidió la cámara. Lo ayudé a salir y volví a conectar la cámara de seguridad. Me aseguró que al día siguiente me daría los pormenores para obtener el órgano para el trasplante. Al final de la noche pasó lo que pasó… Yo… lo siento.

El guardaespaldas se derrumbó. En ese momento dejó caer su cabeza y comenzó a llorar como un niño.
Marín, Bühler, Miller e Izambard pudieron percibir su sinceridad, pese a haber colaborado para aquel hecho tan atroz evidentemente esas no habían sido sus intenciones. Pagaría por ello, pero al menos reconocía la gravedad de sus actos. Sin embargo, Velmont era un hombre muy difícil de conmover.

-¿Y qué pasó hoy? – Dijo - ¿Te volvieron a chantajear? Porque hoy estuviste a punto de asesinar a una familia.
Dominic levanto la mirada dejando ver sus ojos húmedos llenos de desesperación.

-Eso era demasiado… No pude hacerlo…

Izambard se inclinó ante él para verlo frente a frente.

-Lo que ya has hecho no lo puedes borrar. Entiendo que tu hermana es importante para ti. ¿Pero ibas a cambiar su vida por la de tantas personas? ¿Por nuestras vidas, las de las chicas y las de los niños? ¡Ibas a matarlos!

- No tengo perdón… lo sé…

-¡Ah!¡Ya deja de lloriquear! – Le espetó Velmont - Pareces marica… Tú estabas aquí protegiéndolos. ¿Cómo te contactó?

- Volvió a llamarme y me dijo que ya todo estaba listo para el trasplante, pero que necesitaba que llevara a cabo una última orden. Yo me negué de antemano y le colgué. Al cabo de media hora recibí una llamada del médico que atiende el caso de Sheyla y me dijo que habían encontrado un donante, que ya habían realizado las pruebas y tenía un alto porcentaje de compatibilidad. No se imaginan el alivio que sentí… Pero inmediatamente él volvió a comunicarse conmigo, que había cumplido su parte, pero que si no lo ayudaba una última vez, haría una llamada para que todo se viniera abajo y el trasplante no se realizara… Sentí pánico…

-¿Quién era ese donante? ¿Era alguien vivo o fallecido?

- No lo se… No dan detalles sobre eso y la verdad, en ese momento no me importó de donde proviniera.

- ¿Cómo conseguiste el CO2?

- Me dijo que había un paquete esperándome en el contenedor de basura que está a dos calles. Cuando lo tuve en mis manos me volvió a telefonear y me dijo lo que debía hacer; algo muy simple: Abrir el cilindro del gas en la habitación de la familia de Sebastien. Iba a ejecutar la orden… pero en ese momento Luca y Rose salieron de la alcoba jugando entre ellos, se me abalanzaron y me ofrecieron caramelos…

Volvió a cerrar sus ojos conteniendo las lágrimas. Estaba arrepentido. En ese momento deseaba que un mal rayo lo partiera en dos o la misma tierra se abriera y se lo tragara. No tenía excusas.

-Estas al tanto de lo que ese desgraciado le hizo a Renee – Continuó Izambard esta vez con voz inquisidora, muy poco frecuente en él – La secuestró por una hora y luego la liberó dejándole un pájaro muerto entre sus manos. Un bisbita ribereño. Ya sabemos con cuál ave me identifica. Esta tenía todos los huesos rotos, como si estuviera hecha pedazos por dentro… Quiere asesinarme… ¿Cómo lo hará? ¡Habla!

Dominic no sabía muchos detalles, pero de lo poco que había escuchado del asesino ya podía tener una idea de la muerte que tenía planeada para el francés.

-Él los conoce a todos – Respondió – Seb, sabe que para ti tu familia lo es todo. Si esta desaparece tú ya no tendrías razón de ser ni existir… Estarias… estarías hecho pedazos por dentro… Tu alma entera estaría destruída.

Izambard se reincorporó, sintiendo como se le hacía un nudo en la garganta al sólo imaginarse si Dominic hubiera cumplido aquella orden.

-¿Qué harías si perdieras a tu familia? – Le preguntó Velmont al francés.

Izambard se tomó su tiempo para responder, pero no tenía ninguna duda.

-Ya nada tendría sentido… - Dijo con gravedad y la voz entrecortada - Me pegaría un tiro o saltaría al vacío desde el primer puente o edificio que encontrara…

Un silencio se apoderó del lugar y un aire aterrador comenzó a respirarse en el ambiente. Las cuatro aves muertas sobre el pavimento frente al hotel en Vancouver era cosa del pasado. Lo que esta vez tenía planeado para cada uno de ellos era realmente escalofriante. Ni siquiera tendría que provocar la muerte de Izambard, él solo llegaría a ella no sin antes arrebatarle la única razón de su vida: Su familia. En verdad le conocía muy bien.

-¿De cuál número telefónico te llamó? ¿Puedes contactarlo ahora? – Quiso saber Velmont rompiendo aquel silencio.

- No – Respondió Dominic – Él siempre es quien me contacta y lo hace desde distintos números telefónicos al parecer desechables. No confía en mí.

- ¿Y su nombre? Porque supongo que se identificó contigo de alguna manera ¿No?
Dominic respiró profundamente antes de responder.

-Creo que es su apellido. Solo se hace llamar Cagliari.

Aquel nombre sonó en la habitación como un eco. Velmont apretó los labios. Aquello no le extrañaba, pero era un punto más para Paul Mason y su cacería de fantasmas de su propio pasado. Por otro lado, cobraba mayor fuerza la teoría de Brini en cuanto a que el Mata Pájaros estaba relacionado con aquel que destruyó a su familia, tomando en cuenta, no solo el apellido y que Rachel Sanders fuera la propietaria de la cabaña en donde vivía Miguel Cagliari, sino también, las botellas contentivas de “Sangre de Rosas Rojas”, el perfume original creado por la madre de Brini que recuperaron de aquél lugar.

Mientras tanto, para Marín, Izambard y Miller, el escuchar nuevamente el apellido Cagliari fue una verdadera sorpresa y de inmediato posaron sus miradas en Bühler, quien contuvo la respiración sin poder reaccionar por unos segundos. Aquello en verdad no se lo esperaba.

De pronto, la puerta de la habitación se abrió bruscamente. Brini se detuvo bajo el umbral de la puerta con la mano colocada aún en la manilla.

-¡Aquí están! – Dijo el ladrón con afán – Cassius, tengo que hablar contigo ahora.

Terminó de entrar a la estancia, frenando en seco al ver a Dominic sentado en aquella silla con las manos atadas y los demás a su alrededor.

-¡Vaya! ¿Interrogando al traidor? Supongo que te has divertido bastante con tus métodos de tortura china…
Velmont se levantó y caminó hacia el ladrón colocando su brazo sobre su hombro y guiándolo nuevamente hacia fuera de la habitación.

-Yo también tengo que hablarte, Max.

Dominic bajó la cabeza, estaba exhausto, avergonzado y en especial se sentía como la peor basura; había traicionado la confianza de aquellos quienes lo consideraban su amigo, se había prestado para seguir los juegos macabros de un asesino en serie y había estado a punto de cometer un acto abominable, y todo para nada. Pero lo peor, era que Sheyla, su amada hermana Sheyla moriría al no poder recibir el trasplante que le salvaría la vida.

-Cagliari… - Dijo Marín pensativo – Cagliari… Urs, ¿Tú crees que…? ¡Debe ser una casualidad!

- Es imposible… no puede ser cierto… – Fue lo que dijo el suizo con una voz apenas audible, quien no parecía haberse percatado de la recién interrupción de Brini.

- Con todo lo que ha pasado ya no creo en las casualidades – Agregó Miller – Esto debe tener una explicación.

- Sea cual sea, no quiero imaginar lo que pasará cuando Massimilliano se entere. – Dijo Izambard.

Entretanto, fuera de la estancia, Velmont y Brini caminaron hasta el final del pasillo. El ladrón lucía agitado y sus sienes estaban sonrosadas, como de quien ha surcado con sus propios pies una gran distancia.

-¿Qué tienes Max? Parece como si hubieras venido corriendo desde la RAI.

Brini contuvo la respiración por unos segundos y respondió molesto por aquel comentario.

-Parece que olvidas que, efectivamente, no tengo un maldito centavo ni para pagar el metro.

Velmont no pudo evitar reír al imaginarse al ladrón corriendo por las calles de Milán, pero tuvo que tragarse sus carcajadas al ver que el semblante de su compañero demostraba bastante urgencia.

-Las cosas salieron al revés – Dijo aquel – El Mata Pájaros sí estaba en el lugar. A Laura se le ocurrió un plan…

- Negó con la cabeza – Un descabellado y loco plan que no funcionó. El mal nacido atacó, pero no contra los que pensábamos, sino contra Amadeo Migni.

- ¿QUE? ¿Y cómo vino a pasar eso? ¿Qué tiene que ver ese viejo con todo esto?

Brini le contó con lujo de detalles lo ocurrido: El plan de Laura consistente en enfurecer al asesino con la empatía que pudiera transmitirle, su particular encuentro con Vassili, el ataque contra Amadeo Migni y la pelea de Laura con el Mata Pájaros, en donde tanto ella como Grígolo resultaron heridos. A Velmont no le gustó para nada escuchar eso.





-¡ESE DESGRACIADO! ¡MALDICIÓN! ¿POR QUE NO ME QUEDE ALLA? LE HUBIERA PARTIDO LA CARA…

-¡Calmate… - Le instó el italiano.

-¿Cómo quieres que me calme? ¡Acabas de decir que ese hijo de puta la golpeó!

-¡Ella está bien! ¡No creas que ese mal nacido se fue sin recibir su parte eh! De todas formas, quien la debe estar pasando mal es Grigolo. Esa herida de bala se veía seria.

- ¡Qué se muera! No me importa… Voy por Laura, deben estar en el hospital más cercano…

-No. Ella dijo que nos alcanzaría aquí. Lo que no te he dicho aún es que al llegar los carabinieri tuve que salir de allí, y en mi camino encontré al Mata Pájaros… Más bien me pareció que me estaba esperando.

El rumano frunció el ceño, a lo que Brini continuó.

-Me pidió que le dijera a Mason que lamentaba no haberlo matado y que era mejor que dejara de perseguir fantasmas. Pero lo que me ha dejado desconcertado es que sabe todo sobre nuestro acuerdo. Sabe quiénes somos tu y yo, y parece saber muy bien quien es Laura.

- ¿Qué quieres decir? – Preguntó el caza recompensas arqueando una ceja.

- Tal vez Laura no esté consciente de ello – Respondió Brini mirándolo fijamente – Pero estoy seguro que ella conoce a quien se esconde detrás de la figura del Mata Pájaros.



CONTINUARA....


Ups!!! Lo siento.... Ya saben que por aca tenemos tenemos escasez de papel....


Las quieroooooooo

Samantha Katherina.*


Edited by Samantha_Katherina - 26/3/2014, 09:05
 
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NATHYLOPEZ
view post Posted on 28/3/2014, 02:51




malosa!!!!!!
me has dejado con ganas de más...justo ahora que parece que las piezas están tomando forma...


aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!!!!!


gif

en todo caso....seguiremos esperando y nos tendrás en ascuas amiga...

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Samy desde mi amada patria te mando a ti y a todas mis amigas venezolanas mis mejores deseos para que tu país encuentre la paz tan anhelada, pero una paz digna y llena de esperanzas.
 
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Lourdes Rochabrun
view post Posted on 2/4/2014, 08:20




Por Dios, cuanto suspenso... los Izambar se libraron de la muerte pero todo está cada vez más confuso, al menos para mi que como ya expresé en ocasiones anteriores, no me hago una como detective....
No demores en colgar el siguiente capítulo Samy, de verdad que estamos esperándolo con el alma en un hilo...
Un fuerte abrazo y gracias porque a pesar de todo no dejas de deleitarnos con tu historia.
Fuerza amiguita, sé que Dios ha de querer que pronto tu patria encuentre la paz anhelada.
 
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927 replies since 29/6/2011, 23:49   18751 views
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