| Una carretera aparentemente vacía, un auto negro una canción melancólica enmarcaban el comienzo de una historia. Yarisel había tenido un día agotador hasta el último segundo y lo único que quería era llegar a su casa y dormir… Sólo la mantenía despierta el disco que resonaba dentro del auto. Cada acorde de cada canción la animaba a mantenerse más o menos consiente. Tras una curva, sus faros alumbraron lo que parecía ser una figura humana. Yarisel se descontroló tratando de pensar que hacía alguien ahí y pisó el freno lo más rápido que pudo. Pero fue en vano, un segundo después el hombre que estaba parado en medio del camino había rebotado en el frente del coche y lanzado hacia unos arbustos. El grito que emergió del vehículo hubiera sido suficiente para despertar a toda una ciudad. Casi arrancó la puerta para bajarse y salir a ver que había hecho, dio 3 pasos y decidió que al fin se había vuelto loca. El cómo no había perdido la conciencia sigue en la incógnita. No había ninguna manera de que eso fuera posible; había atropellado a Sebastien Izambard en medio de la nada. Con la poca lucidez que le quedaba sacó su celular y comenzó a buscar señal: nada. A duras penas lo subió al auto y arrancó. Automáticamente la música volvió a sonar, solo que en una ironía terrible. El hecho de tener a Sebastien Izambard medio muerto en los asientos traseros mientras la promessa tocaba no era precisamente la manera en la que tenía planeada terminar el día. Nunca supo que pasó entre ese punto y el hospital. En su cabeza se arremolinaba la culpa, la preocupación, y el miedo a que las sirenas la encontraran y torturaran el resto de su vida, además de que la idea de arrojarse frente a un tren se le había pasado varias veces por la mente. Volvió a ser consciente de sus actos cuando él ya estaba en una habitación, según los médicos “estable” Yarisel no se había despegado de Sebastien un mísero momento, ni planeaba hacerlo. Aunque la situación era horrible, el simple hecho de sostener su mano, hacía parecer que todo valía la pena. De repente a lo lejos divisó la figura de 4 hombres. Al instante reconoció a tres de ellos y supuso inmediatamente quien era el 4to. La idea la aterrorizó: -¡¡Por Dios!!… qué diablos le pasó a Sebastien – dijo el primero en entrar: David. -Bien pues… -¿¿Sebastien en coma?? ¡No es posible! – se escuchó en un acento peninsular: Carlos. -¡¡Pero si acababa de hablar con él!! su auto se había averiado en medio de una carretera – se lamentó el 3ro: Urs. -¡Ah!, con que si había señal… -¿Quién es usted y que hace aquí? – preguntó el cuarto, Simon Cowell tal vez… -Yo… -Ella es el ángel que salvó a su amigo. Sin ella no estaría aquí. – Yarisel pensó en la ironía {claro, si no lo hubiera atropellado estaría de pie y cantando} – por cierto, no terminó de decirnos que pasó. – todos voltearon a verla. Ella solo abrió los ojos como latos y tomo todo el aire posible. -VEran, yo iba en mi… - un quejido tras ellos la salvaron. Sebastien abría los ojos lentamente. -¿Qué me pasó? – preguntó seguido de otro quejido. -Al parecer te arrolló un auto. Pero estás mejor. – Sebastien miró a cada uno de los hombres de la habitación hasta que llegó al Dr. Y peguntó: --¿Quiénes son ellos? – Se escuchó una exclamación de sorpresa entre todos - ¿Quién soy yo? -Sebastien Izambard… ¡No recuerdas nada! -¿Me llamo Sebastien? Suena tan… francés. -¡¡Pero si eres francés!! – gritaron al unísono. Sebastien volvió a fruncir el seño hasta convertir su mirada en un cúmulo asqueroso de tristeza y confusión. -De lo único que estoy seguro es de quien es ella. Aunque su nombre no se me pasa por la cabeza, pero - Sebastien volteó a ver a Yarisel con ojos de becerro moribundo – mi amor. El hecho de que no recuerde ni siquiera quien soy, lo hace un daño menor ¡No? -¿¿Mi amor?? – gritó al borde de la histeria, ¿¡Que le había hecho a Sebastien?! -Creo que sí importó. -¿Con que novia eh? ¿Por qué no nos lo dijiste? – ella volvió a sentir esas nauseas nerviosas. No sabía que decir. -Bien, bien, es hora de que lo examine. Por favor, afuera todos – ordenó el doctor. Así que sin dudarlo Yarisel salió corriendo en busca de claridad. Se encerró en uno de los baños dispuesta a ahogarse en un retrete, quería llamar a alguien pero el hecho de decir “atropellé a Sebastien Izambard, perdió la memoria y ahora cree que soy su novia” sonaba lo bastante loco como para omitirlo. Sólo pensaba en robar un auto y escapar… hasta que decidió hacer frente a la situación y en un acto de valentía salió del baño, dispuesta a confesarlo todo. Y el destino otra vez… una enfermera le susurró en el oído que fuera a la habitación de Seb. Así lo hizo sin pensar en las consecuencias. Dentro esperaba encontrar al médico, pero no había nadie más que obviamente el enfermo. -¡Hola! – la recibió – pasa. -¿Ya estás mejor? – preguntó culposamente. -Claro… solo tengo amnesia. – dijo encogiendo los hombros. – y aunque no se quien soy recuerdo lo importante. -Que es… - Sebastien la tomó de las manos y le lanzó una mirada totalmente transparente… los ojos de Sebastien que lograban hacer que Yarisel temblara en una escala de terremoto. -Supe de inmediato que te amo desde siempre - ¡¡Pum!! Estrellitas fue lo que Yarisel vio después, había caído. ¡Como resistirse ante ello? -Descansa – murmuró con una sonrisa y se dispuso a salir pero a los dos pasos regresó para arle un beso en la mejilla. -Espera- la detuvo – sé que es estúpido preguntar esto a estas alturas pero… ¿Cuál es tu nombre? -…Yarisel – contestó después de unos segundos. No podía creer lo que estaba sucediendo. -Vaya que el golpe debió ser fuerte, no hay otra manera de olvidarlo… Y todo salió a la perfección por días. Aunque quiso, Yarisel no pudo negar nada asi que se había convertido en la novia se Sebastien Izambard en una peculiar manera. Pero aun no podía estar en paz con ella misma. Sebastien había salido del hospital así que decidió que no podía seguir mintiendo y quiso salir de la mentira en la que había caído un tanto accidentalmente -No sé por dónde empezar lo que tengo que decirte. -¿Debo asustarme? -Tal vez – dijo Yarisel - bien yoteatropelleynosoytunovianoteconocía. -¿¿Qué?? -Muy bien, lo diré pausado: yo te atropellé. -¡¡Por dios!! ¿Qué te hice? -Y aquí bien e la otra parte… no somos novios. -¡Rompimos? -No – suspiró- no nos conocíamos. La primera vez que me viste fue cuando abriste los ojos del coma – Sebastien frunció el seño y se levantó de la mesa. Yarisel se sintió aun peor. Caminó hacia el y le toco un hombro mientras mascullaba un “perdón” – dio la vuelta pero el la detuvo… hasta parecía feliz. -¿Sabes? Si ni siquiera te conocía y sentí todo eso solo viéndote… no me importa nada más. Te amo - la atrojó hacia él y la besó...
chicas, lo siento pero se me borró el final, mañana lo subo sin falta, ya solo son unos parrafos ¡¡y quiero llooorar!!!!
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